18/06/2012

Nokia se hunde. ¿Llegará a tiempo el rescate?

Es indisimulable que la situación de Nokia se ha agravado estas últimas semanas. La compañía reconoce que “la dinámica competitiva del mercado” ha socavado sus cuentas, por lo que se verá forzada a un drástico recorte de costes que, entre otras medidas, incluye el cierre de tres fábricas – dos en Europa y una en Canadá – y a sacrificar 10.000 empleos, una quinta parte de la plantilla, antes de finales del año próximo. Como no podía ser menos, el CEO Stephen Elop ha ratificado la estrategia de alianza con Microsoft. En este contexto recrudecen los rumores según los cuales Microsoft podría absorber Nokia antes que permitir un naufragio que sería desastroso para las dos.

Risto Siilasmaa

Risto Siilasmaa

De momento, las medidas drásticas permiten a Elop ganar tiempo para seguir adelante con su plan, pero no impiden que un bulo, inicialmente levantado en enero por un bloguero/cotilla ruso, sea hoy materia de analistas: en esa hipótesis, Microsoft acabaría haciendo con Nokia lo mismo que Google ha hecho al comprar Motorola, salvando todas las distancias, pero con urgencia. La dependencia recíproca de Microsoft y Nokia sólo ha aumentado, a la vista de la indiferencia de otros fabricantes supuestamente comprometidos con Windows Phone, por lo que un colapso de Nokia arrastraría consigo la perspectiva de la plataforma.

En la práctica, el rumor (bien calculado, eso sí) no se ha materializado, por dos razones elementales: Nokia no quiere vender, y Microsoft no quiere comprar; ambos creen que pueden evitarse una salida extrema. Pero un buen día los accionistas podrían empezar a pensar que tal vez sería la mejor solución para ellos, si recibieran una oferta de compra, que hoy sólo es imaginable por parte de Microsoft [Samsung se ha apresurado a desmentir que tenga interés]. Entretanto, la acción de Nokia ha caído un 90% en cinco años, y más de un 40% desde enero de 2012, lo que significa una capitalización bursátil de menos de 10.000 millones de euros.

En 2008, Nokia lideraba el mercado mundial de móviles, con una cuota del 41%, que a finales de marzo de 2012 ya estaba en el 22%, con tendencia a bajar. Tiene mal arreglo, porque su familia Lumia no ha alcanzado en año y medio la altura de crucero, y porque sus móviles de gama media y baja retroceden ante el ímpetu de las dos marcas chinas.

Elop propugna una estrategia que consiste en ensanchar la gama de precios de Lumia (Windows Phone), diferenciando la plataforma con nuevos materiales y nuevos servicios de localización. La compra de la empresa sueca Scalado confirma que Nokia no tira la toalla: más de 1.000 millones de móviles, de las cinco marcas líderes, incorporan la tecnología de imagen suministrada por Scalado. Combinada con la tecnología heredada de Navteq debería ser, en opinión de Elop, un factor diferencial para atacar el prometedor mercado M2M (machine-to-machine), nuevo flujo de ingresos a explorar.

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El tiempo es esencial en esta ecuación. Windows Phone aspira a ser la “tercera plataforma” de smartphones [o la número dos en 2016, según el sorprendente pronóstico de IDC, ver tabla]. Para que esto ocurra, el primer hito debería ser la aparición de la próxima versión del sistema operativo – Tango – prevista a finales de 2012, y la sucesiva – Apollo – supuestamente en la agenda de 2013. Y, básicamente, arrebatar una tajada del mercado a Android, cuyo liderazgo no da lugar a dudas.

Pero, además de tiempo, hace falta dinero, y la tesorería de Nokia flaquea. Elop plantea una reducción de los gastos operativos de la división Devices and Services de unos 3.000 millones de euros a finales de 2013, una aceleración importante, que supone anualizar el ahorro de 700 millones al cierre del primer trimestre de este año, más 1.600 millones adicionales. Sin contar con el hecho de que toda reestructuración cuesta dinero: unos 450 millones este año, más 600 millones el próximo.

En otras palabras, si no consigue crecer y recuperar margen en los próximos 12/18 meses, la compañía tendrá un grave problema financiero. El analista François Meunier, de Morgan Stanley, ha escrito que la tesorería de Nokia está peor de lo esperado: “a finales del primer trimestre tenía en caja 4.900 millones de euros; si ajustamos la cantidad tras el pago de dividendo y los costes de reestructuración en 2012, más los 800 millones de pérdidas de Nokia Siemens Networks – y sin considerar los nuevos anuncios – la posición de cash a finales del ejercicio bajaría drásticamente a 2.700 millones de euros, de los que habría que descontar al menos 600 millones en 2013 más la carga de Nokia Siemens, que es una incógnita”.

El anuncio de Elop incluye una reorganización de la alta dirección. Se van de la compañía los últimos resabios de la era de su antecesor, entre ellos el histórico Niklas Savander. La cuestión no es baladí, porque acentúa el desplazamiento del eje de gravedad de una compañía que es cada vez menos finlandesa, aunque estadísticamente sigue representando el 1% del PIB de su país de origen.

Obviamente, este es un tema sensible. El legendario Jorma Ollila, que reinventó la compañía a partir de 1992, ha dejado su cargo de chairman, y en su lugar ha sido nombrado Risto Siilasmaa, empresario de éxito – fundó FSecure, especialista en seguridad informática – sin antecedentes en la industria de los móviles. Se ha sugerido que el nombramiento es un guiño a la sociedad finlandesa, ya bastante traumatizada al ver que su empresa “bandera” la dirige desde Londres un ciudadano canadiense que no hace diferencias a la hora de despedir personal. En sus primeras declaraciones, Siilasmaa ha querido desmarcarse de la concepción anglosajona del chairman como representante de los accionistas, subrayando que su papel abarcará la defensa de la identidad de la compañía. En los próximos meses se verá si es sólo retórica.


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